Un miedo que se llama "revolcón"

A todos nos suele pasar. Ahora si doy fe de ello. La vida que nos tocó y que luego más adelante decidimos cambiar, bien sea porque las oportunidades y habilidades se conectaron en un sólo punto e hicieron magia, o porque las circunstancias nos llevaron a ser arriesgados y enfrentar lo incierto para despejar un nuevo camino, está llena también de momentos de incertidumbre y por qué no, de penumbra que enceguecen nuestra mente, al punto de hacer creer que lo posible, es imposible.



Cuando los "sacudones" aparecen en tu vida, ocurren en simultánea apariciones y desapariciones, que no suelen ser siempre fantasmales, resultado de un juego de invocación espiritista, o compuertas abiertas a dimensiones desconocidas e inhóspitas, no, nada de eso. Apariciones y desapariciones humanas, que permiten descubrir si esas sonrisas frente a tus logros o alcances son reales, o si las lágrimas a tu lado sólo fueron producto del cúmulo de tantas telenovelas de Televisa vistas y no una reacción ante un posible dolor (físico, emocional e incluyo, del espíritu) que en ese momento llevabas contigo. 

En este cúmulo de situaciones no tan favorecedoras, es cuando el árbol genealógico imaginario que uno conforma o del cual entra a formar parte con sus amigos, compañeros y conocidos, empieza a moverse significativamente y a partir de ello, se empieza a identificar el rol que juega uno en este "árbol", en el que el grado de consanguinidad no existe, pero si donde se forjan lazos únicos, casi similares a los "familiares".

Ante el dolor o la zozobra frente a situaciones inesperadas, para algunos ya se pasa de ser el hermano que nunca tuvo, al primo cercano y luego por sus reacciones, al pariente lejano con el que alguna vez se vivieron momentos de gran esparcimiento y donde figuraba más la risa que el sujeto en si mismo. De esas personas, paso y no dedico más líneas. Entran entonces personas con las que compartiste algunos escenarios, ocasionalmente  les contabas infidencias y que de repente y sin esperarlo se convierten en un soporte indispensable y no sólo por sus palabras de aliento (estas las encuentras fácilmente en frasesdeamor.com o superacionparalavida.com, etc.), sino por sus acciones transparentes, personas que más allá de escucharte, encuentran una solución real a lo que estás pasando, te recuerdan que tienes un futuro de colores y lo hacen sin "pajaritos en el aire" pero aterrizándote que el camino para andar es largo y rico en oportunidades y experiencias. A veces uno pierde el norte de las cosas y estos "seres de luz" como los llama un amigo mío, son el faro incandescente, cuya luz se inserta en tus pupilas y hace que se ilumine toda tu existencia. Una bocanada de esperanza para afrontar la vida de aquí en adelante: eso son los amigos.

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